Todos cometemos errores o no logramos alcanzar un objetivo en algún momento. Pero cuando eres un atleta olímpico, esas pérdidas pueden tener consecuencias enormes. Y, sin embargo, la mayoría de estos atletas logran recuperarse, continuar en su deporte y, a veces, finalmente, triunfar. ¿Cómo lo hacen? Una forma de hacerlo es aprender a lidiar con la decepción.
Saber cómo evitar que la decepción te hunda es cuestión de resiliencia, dice Eric A. Zillmer, doctor en psicologíapsicólogo clínico con licencia, profesor de neuropsicología Carl R. Pacifico y director deportivo emérito de Universidad Drexel En Filadelfia. Claro, a algunas personas les resulta más fácil que a otras, pero todos podemos aprender a cultivar esta valiosa cualidad.
«Es un mito que no se puede aprender a ser más resiliente. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero podemos cambiar nuestra forma de pensar, nuestros objetivos y nuestros hábitos», explica Zillmer.
Y esta habilidad no sólo ayuda en los deportes, por cierto. Una mayor resiliencia hace que sea más fácil afrontar los reveses en el trabajo, en las relaciones y prácticamente en cualquier otra área de la vida, dice Zillmer.
A continuación, le mostramos cómo ayuda a los atletas en su práctica de psicología a lograr exactamente eso, y sus consejos sobre cómo usted puede hacer lo mismo.
1. Asume la responsabilidad de tus pensamientos
El fracaso duele, ya sea perder un campeonato, que te pasen por alto para un gran ascenso o terminar una relación. Y está bien permitirte sentir eso, pero en algún momento debes comenzar a cambiar la narrativa.
«Después de un día o dos, volvamos a la normalidad. Superemos la adversidad rápidamente», dice Zillmer, quien señala que, a veces, los atletas pueden incluso necesitar hacer este cambio mental en medio de un partido o una actuación.
¿Cómo se hace? Trate de recordar que «usted es responsable de sus pensamientos. Considere cómo llegó a esa conclusión y piense si puede llegar a otra conclusión», dice.
En otras palabras, sólo eres un perdedor si tú Decide quién eres. También puedes decidir que eres alguien que perdió un juego o no logró un ascenso, pero que puede hacerlo mejor la próxima vez. ¡Tú decides!
2. Considere su fracaso como un dato (no como el resultado final)
Un fracaso puede parecer el fin del mundo cuando ocurre por primera vez. Zillmer aconseja a sus atletas que contengan la sensación de catástrofe y vean la derrota como una fuente de información («Fallé aquí por X, Y o Z»), en lugar de como un juicio final sobre sus habilidades o su carrera deportiva en su totalidad. «Le quita las emociones», dice.
Una vez que puedas asimilar objetivamente esta información, «puedes usarla como trampolín para convertir la derrota en una oportunidad» y elaborar un plan de acción para hacerlo mejor la próxima vez, explica. Y eso puede hacer que sientas hambre de futuro, en lugar de revolcarte en el pasado.
«Si puedes invitar al fracaso a tu vida y convertirlo en una oportunidad, habrás ganado una medalla de oro en tu propia alma». —Eric A. Zillmer, PsyD
3. Tómatelo día a día
A veces sabes desde el principio que el camino hacia la recuperación será largo. Cuando eso sucede, dividir las cosas en pequeños pasos hará que el viaje parezca más manejable. Para los atletas que han sufrido una lesión que los ha dejado fuera de juego, Zillmer los alienta a «establecer algunos objetivos a corto plazo sobre la rehabilitación, la curación y la marcha. No estamos pensando en ganar un campeonato, solo estamos tratando de que se muevan nuevamente».
Por supuesto, esto no se aplica únicamente al mundo del deporte. Si, por ejemplo, te despiden inesperadamente, empieza a trazar un plan paso a paso de lo que harás para encontrar otro trabajo y ve cumpliendo con los requisitos uno por uno. La primera tarea podría ser decidir si perfeccionar ciertas habilidades puede hacer que tengas más posibilidades de conseguir un trabajo y, luego, asistir a un curso para aprenderlas. La segunda tarea podría ser ponerte en contacto con todas las personas de tu red para informarles que estás en el mercado laboral. Y así sucesivamente.
4. Apóyate en tu equipo
Los deportistas suelen contar con un equipo al que recurrir, pero todos tenemos personas en las que podemos apoyarnos cuando estamos en apuros. Así que, búsquenlas. «Lo peor que pueden hacer es estar solos en una habitación y no contarle a nadie lo que está pasando», dice Zillmer.
La clave es contactar con personas que te animen a hacer el trabajo que implica recuperarte. Después de una ruptura, pasa más tiempo con amigos que te inviten a su partido de pickleball o a su círculo de tejido, para que puedas divertirte probando un nuevo pasatiempo, y menos con aquellos que te presionan para que busques venganza contra tu ex o crees un nuevo perfil de citas en línea. «La gente tiene que estar orientada al proceso, no centrada en si ganas o pierdes», dice Zillmer.
5. Recuerda tu “por qué”
Un revés importante puede hacer que quieras rendirte por completo en ese momento. Cuando sientas la necesidad de tirar la toalla, tómate un tiempo para pensar en el motivo por el que te metiste en esto en primer lugar. Tal vez estés entrenando para ese maratón para mostrarles a tus hijos lo fuerte que puedes ser, por ejemplo.
«La mayoría de los deportistas tienen una razón personal para hacer algo. Si volvemos al ‘por qué’, entonces podemos soportar casi cualquier ‘cómo'», dice Zillmer.
6. Dale la vuelta al guión
Es fácil obsesionarse más con el resultado (¿ganaste o perdiste?) que con el proceso en sí (¿cómo creciste durante el proceso de preparación?), tanto en los deportes como en la vida cotidiana. Comprometerse a estar más interesado en el camino que en el resultado puede hacerte más resiliente cuando te quedes corto, dice Zillmer.
Quizás su recaudación de fondos no ganó tanto como esperaba, pero aun así logró atraer a algunos donantes importantes y aprendió formas de hacerlo mejor la próxima vez, por ejemplo.
7. Ten en cuenta que esto te hará mejor (aunque no lo parezca)
Nadie quiere oír esto justo después de un fracaso épico, pero es verdad: la adversidad puede hacerte más fuerte. Zillmer anima a sus deportistas a aceptar los desafíos, porque los alientan a trabajar más duro y hacerlo mejor la próxima vez.
«El fracaso es un requisito previo para el éxito», afirma. «Si puedes invitar al fracaso a tu vida y convertirlo en una oportunidad, habrás ganado una medalla de oro en tu propia alma».
Cuándo consultar a un terapeuta
Siempre puede ser útil hablar sobre un problema con un profesional de la salud mental, ya sea relacionado con el deporte o la vida. Pero definitivamente vale la pena buscar ayuda si tienes problemas para afrontarlo por tu cuenta o si tu fracaso está interfiriendo en tu vida cotidiana. Asociación Americana de Psicologíaque podría verse así:
- Pasar mucho tiempo dándole vueltas al asunto (más de una hora al día)
- Recortar objetivos o ambiciones relacionados con el fracaso
- No querer hablar del problema con los demás porque es vergonzoso.
Un terapeuta puede ayudarte a llegar al meollo de lo que está sucediendo. Juntos, pueden encontrar formas de replantear la situación y avanzar hacia tus objetivos.